viernes, 30 de diciembre de 2011

LA VIDA SIN CUEVANA


Aunque soy la mayor y, hoy por hoy, la que tiene el equipamiento tecnológico más "vetusto" de la familia, mi gente sigue teniéndome como una especie de oráculo tecnológico. Se supone que con mi Powerbook G4 (que está casi por llegar a la década, aunque la genialidad del diseño Apple la haga lucir vigente) y un Nokia más básico que la tabla del uno, mi ser 4.0 trasciende mis reales posibilidades de equipamiento y, para la flia, clientes y amigos, soy una especie de Steve Jobs (Q.E.P.D el maestro) que puede responder los acertijos más elaborados o resolver las situaciones más pedorras derivadas de la operativa de modems, software, hardware y todos los "ware" que se les ocurran (menos los Tupperware, a esos no los entiendo, siempre los compro chico e ignoro adonde van a parar las correspondientes tapas). Es verdad que allá por el año 99 yo ya usaba una IMac cuando no existía el I-Nada y pegar el sticker de la manzanita en el auto era un chiste interno que solo entendíamos unos pocos (mayoritariamente dedicados al diseño, la publicidad o la producción audiovisual). Pero después vino el I-Pod, el I-phone, Internet inalámbrica y los Blackberry y la realidad es que hoy no hay excusas: hasta mi sobrino de 6 años hace búsquedas en Youtube en un Ipad sin pedirle ayuda a nadie. También es cierto que paso muchas horas navegando, usando todas las redes sociales y, aunque gran parte de mi laburo tiene que ver con ello, no logro convencer a los miembros de mi familia que no estoy al pedo...existen cosas tales como campañas virales, community management, trend hunting, identificación de trend topics y otros términos que no se molestan en entender.
El punto es que, así y todo, mi adorado núcleo familiar deja de lado toda crítica cuando tienen algunas de esas dudas existenciales que los dejan sin conexión a las 10 de la mañana o no logran abrir un archivo PDF en alguno de sus fabulosos nuevos teléfonos. Y ni que hablar cuando una aparece con una novedad que les ahorrará tiempo y dinero, además de mantenerles felizmente entretenidos a los benjamines de la familia. Y con esto me refiero al histórico día en el cual introduje a CUEVANA en sus vidas. Al minuto que lograron entender este sitio que desterraba las tediosas idas al Blockbuster (pero sobre todo las vueltas de apuro a devolver las pelis) y que reducía el presupuesto de cine durante las vacaciones de julio, todos salieron volando a comprar sus cables HDMI para poder conectar sus sendas laptops a sus correspondientes plasmas y disfrutar de todo el cine y las series desde la comodidad del hogar. Y la pasaron bien. La pasaron genial. Hasta mis viejos se colgaron...aunque no abandonaron su costumbre de ir al cine y, unas semanas atrás, ya instalados en sus asientos y habiendo sobrepasado los cortos se preparaban para disfrutar del último estreno de cartelera cuando algo les sonó conocido. Primero fue mi vieja la que dudó, las escenas eran un deja-vu tremendo. Considerando que aunque se conserva muy bien ya pasó los 70 su primera opción fue autodiagnosticarse con un incipiente Alzheimer, y guardárselo para ella solita. Aunque la realidad es que mi padre, sentadito a su lado, estaba pensando exactamente lo mismo (y reaccionando igual). Tuvieron que comerse 20 minutos de película antes de que alguno le hiciera al otro el inevitable comentario: "¿Esto no lo vimos ya?. Raro...si se tiene en cuenta que era el dìa del estreno. Unos días después (con los años las conclusiones se sacan un poco más lento, pero se sacan igual), el acertijo quedò resuelto: la habían visto en Cuevana una semana atrás.
Tan arraigada estaba esta paginita en mi familia que cuando este invento argento (tenía que ser...) tuvo su "incidente" con la justicia y su repentino cambio de interfase (con la consabida descarga de nuevos plug-ins) la familia entera desesperó. Llamadas, mails, sms...."no me funciona", "¿no hay màs?", "¿lo cierran?" (ese último fue mi padre que no entiende ni va a entender que los sites no cierran, a lo sumo se dan de baja). La crisis duró poco, un fin de semana fui descargando por las distintas computadoras los plug ins nuevamente y tema resuelto. Pero dejenme decirles, fue una tremenda avant-premiere de la vida sin CUEVANA.

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