lunes, 3 de diciembre de 2007

EL CLUB DE LAS DIVAS EN EXCESO


Días pasados me escabullí de Montevideo en dirección a la city porteña. Me costó porque cruzar el charco en sentido inverso por estas fechas no tiene mucho sentido (es como correr la Nike largando desde la llegada en dirección a la salida...eventualmente uno se encuentra inmerso en un mar de gente yendo para el otro lado y mirándolo con cara de qué estás haciendo???). Es que Montevideo en verano se vuelve casi tan atractivo como aquel compañerito feo desdeñado de la primaria que, unos años más tarde, reencontrás con horas de gimnasio, cama solar, buen asesor de imagen y novia!. Pero la excusa bastaba: recital de The Police en River, evento al cual la mayoría nos apuntamos no tanto para bailotear al ritmo de Message in a Bottle o Roxanne sino para confirmar que Sting se parte en ocho y que, definitivamente, podría existir ese veterano irresistible que nos quite el sueño.
A mitad del "río ancho como mar" y previo cambio de chip en el celu empezamos las gestiones para los encuentros con los diferentes miembros de la patota argenta; en esta ocasión llevábamos agregados charrúas: una amiga de la facultad, a quién la vida volvió a poner oportunamente en mi camino hace poco tiempo a su regreso de Barcelona (y me ha alegrado la vida desde entonces) y dos compañeras de trabajo de la imputada, ambas con credenciales de grouppies de ley, fanáticas de THE POLICE.
Por supuesto, el ruteo de las dos chicas era muy distinto al mío y al de mi amiga (para quienes bs as sigue representando lo mismo con o sin Policía: shopping, atracones en restós chetos, chicos lindos, copas en bares que nunca existirán de este lado del Plata y eventos a troche y moche).
La crónica grouppie merece capítulo aparte pero basta decir que la tercer y cuarta persona en ingresar a la cancha de River el primer día de recital fueron nuestras compañeritas de viaje que hoy exhiben con orgullo sendos moretones en sus abdominales superiores que demuestran fehacientemente que ellas estuvieron allí..en primera fila y recibiendo el apoyo (literal) de las 60 mil peronas asistentes al evento.
Más allá de los sucesos que hicieron de éste, un fin de semana encantador y riquísimo en anécdotas, tal vez el más sugerente sea la creación espontánea (como la de los protozoarios) de un Club que he dado a llamar el de las DIVAS EN EXCESO.
La situación fue completamente improvisada: rejunte de amigas de quién les habla en Olsen, mi restó preferido de Palermo no solo por el lugar y la comida sino por su ABSOLUT BAR que es a mi persona, lo que los boliches de NYC donde se sirven buenos COSMOPOLITANS son para Carrie Bradshaw y el resto de las chicas de SEX AND THE CITY.
Había de todo, uruguayas, argentinas, uruguayas viviendo en argentina, etc
Pero lo más importante creo era la sumatoria de personajes en la mesa en cuestión: integrando el improvisado congreso de progesterona estaba la joven relacionista pública, oriunda de tierras charrúas, con esa sonrisa y personalidad descarada que le garantizan entradas asegurada a cualquier sector o fiesta vip de cualquier lugar del mundo; la tranquila joven ejecutiva de marketing de una empresa multinacional de telefonía, de belleza clásica, mucha onda al vestir y "escasos" 27 años pero bastante mundo visto. La abogada, intelectual del grupo, apasionada por la justicia, los caballos, el campo y el spinning, muy colonial en su estructura y terriblemente liberal en su esencia, con la capacidad suficiente para hacer coexistir a sus alter egos en un solo cuerpazo de mujer. La madura del grupo a la que los años no se le notan por ningún lado, una empresaria exitosa con suficiente camino recorrido para dar cátedra pero que, aún hoy, tiene la cabeza para seguir aprendiendo y estar más al tanto de lo "último en" que el Google. La pispireta, de rulos, descarada, con lomazo y piernas para el susto y unc arácter que haría dudar a Bush de continuar el embargo a Cuba o volver a meterse con Irak.
Demasiada belleza, demasiada inteligencia, demasiada independencia, demasiado carácter, demasiada agudeza, demasiado humor, demasiada sagacidad, demasiado glamour...todo junto en una mesa de Palermo!
Nos reímos mucho, hablamos mucho, sacamos muchas fotos y nos cambiamos mails. Se improvisaron viajes, eventos, reuniones...las voces, los cuentos, los outfits, los tragos!, la comida, por un rato, fuimos divas...divas tan excedidas en sus virtudes que salimos con las pilas recargadas a encarar el resto del día, recital de POLICE incluido.
No sé que tan sólido puedan ser los estamentos de este grupete, a decir verdad, no sé si al menos uno de los fabulosos planes que se perfilaron en esa mesa verán la luz...lo cierto es que el club al menos tuvo un día, SU día...ahora depende de nosotras! salud amigas! Hasta la próxima.

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