viernes, 16 de septiembre de 2011
LOS JEANS PENDEVIEJOS
En el siglo XXI todo es strech: estiramos la adolescencia hasta pasados los 25 y la juventud hasta bien entrados los 40, tanto que, en breve, nos va a resultar de lo más común morir directamente sin llegar a viejos. Probablemente cuando el nono que pasó los 80 decida dejarnos reemplazaremos el "lo siento mucho" por un "¿ya tan pronto? era tan joven!"...
Y así, en el afán de estirar todo estiramos también la edad adulta...porque parece que los 50s son los nuevos 40s y el fenómeno es muuuuuuuucho más notorio en los varones que en las nenas.
Cuando uno pasó los 30 ya no puede confiar en los indicadores "clásicos" de al adultez como las canas por ejemplo. La vida de mierda que llevamos, con un celular incrustado permanentemente en la oreja y la filosofía portable, que hace que te lleves el trabajo a tu casa, te saca "canas verdes" desde temprano y desafía los comandos genéticos que hicieron que tu tatarabuelo pasara a mejor vida con toda su pelambre apenas tiznada de blanco.
Tampoco te podés fijar en el físico: el "nuevo uruguayo" (ese de Nuevo Siglo) se cuida y además de jugar al tenis y al golf hace spinning, corre todas las 10k y con los primeros calores ya cambia el bife de chorizo por la ensalada mixta.
Así que hoy por hoy, caminando rápido, una puede confundir muy fácilmente un cincuentón por un cuarentón, ambos regios. Si a la ecuación le sumás la vestimenta, aparecen los pendeviejos y el asunto se vuelve aún más peliagudo.
El término, otrora reservado para máximos exponentes del género femenino como, por ejemplo, Chris Morena, ahora se aplica cómodamente en más de un ejemplar del sexo "fuerte". Y para que les voy a mentir, la verdad que confunde...
Los pendeviejos (no vamos a dar referencias etáreas para no ofender a nadie y, de paso, alejarse una del asunto ejem) tienen un aliado imbatible: los jeans azul óxido. Pueden tener partes rotas (oia mirame soy un "despro"), o falsas manchas de jane o pintura ("ando por la vida como quiero, no me importa nada, me gustan éstos son los que tengo y me la banco), o estar impecablemente azules casi como si el jean fuera tela (soy tan pero tan cool que si me vieras caminando por Paris seguro, seguro te creés que soy local). La cosa es que, una vez puestos, los tipos se convencen que se sacaron 10 años de arriba.
Si el resto del lookete es coherente con los jeans el impacto es aún mayor.
Como una fractura de peroné me dejó con muletas por casi dos meses, me he pasado este tiempo mirando mayoritariamente el suelo; esto hizo que en vez de detectar caras (como es común en mí) cuando voy por la calle mirando para abajo no voy mirando a los hombres a los ojos como decía Alelí en la peluquería de Don Mateo... más bien primero les veo los pies.
Y en más de una ocasión me cautivaron un par de Merrel talle 43, seguidos por piernas larguísimas enfundados en los jeans traicioneros, combinados con una remerita de Abercrombie y un Hoodie de Gap, todo coronado por....la cara de un tipo casi 20 años mayor que yo.
Y la verdad, si la cosa hubiera empezado al revés (de la cara hacia abajo) tal vez hubiera culminado con una mirada de admiración de mi parte y no con el semblante de shock que raya en la decepción con los que obsequio a quienes tienen la desgracia de cruzarse conmigo en tales circunstancias.
Pero bueno, si así fuera, tampoco me hubiera podido dar cuenta del poder de los jeans..ni de lo bien que están algunos cincuentones.
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