domingo, 27 de marzo de 2011

MAS PERDIDA QUE RUBIA SIN GPS


Soy machista. Es importante decirlo. En pleno siglo XXI y con todo lo open minded que he demostrado ser, definitivamente también soy machista. Por más que haya mujeres àrbitros, sigo pensando que las nenas no gritan los goles como los varones. Por más metrosexual que sea el tipo, no quiero verlo en la misma peluquería que yo haciéndose las manos.
Pero, cada tanto, la vida te pone en esas encrucijadas donde no queda otra que calzarte los "ovarios" y hacer una intervención en ciertos aspectos de la vida cotidana de un "macho que se respeta". Así que cuando no tenés marido o novio a quién adosarle el mandado y sos la feliz poseedora de una camioneta del 99 que se cae a pedazos y, para completar, se queda sin embrague...no queda otra que hacer una incursión en el inframundo de las casas de repuestos. Más precisamente, en esa conjunción de calles que desbordan testosterona tales como Galicia, Paysandú y afines.
Y como además de todo una es una laburante, es muy probable que tenga que sacrificar su hora del almuerzo para poder cumplir con la tarea, peregrinando por los templos automotores de pollera y tacos altos al tiempo que recibe más miradas que una occidental de minifalda en la Franja de Gaza.
Tengo que confesar que la experiencia me resultó lo suficientemente enriquecedora como para compartirla. Para empezar, descubrí que el rubro de respuestos tiene una tasa de especialización con más opciones que un estudiante de 4to de Medicina.
Está el Emporio del Embrague, la Casa del Bombista, el Centro de las Butacas, el Almacén del Freno y otra sarta de comercios con nombres propios de verdaderos hitos del rubro (algunos ya finados) que dejaron un legado invaluable como, por ejemplo las mangueras de Ruben Aprahmián (o Rubito para los amigos) o los rulemanes de Larrique. Basta recorrer una cuadra para toparse con no menos de 15 locales con carteles chillones que exhiben logos insólitos, vidrieras saturadas y una señalética que marea hasta un equilibrista con años de circo. Por supuesto, todo templo de este calibre tendrá al menos un almanaque de una marca de gomas para camiones (con algún camión de 1 metro setenta mostrando las gomas) junto a la clásica foto que inmortaliza la visita del Toto da Silveira al recinto o un encuentro del propietario con Sergio Gorzy en algún boliche de la noche montevideana.
También es muy probable que si una es mujer y nueva en esto de visitar la zona (las idas al Cymaco de Av. Italia y Propios no cuentan porque es muy cheto, además de caro), caiga perdidísima a la 1 de la tarde y encuentre todo cerrado; porque en esta parte del Uruguay, señoras y señoras, se almuerza de 1 a 3 y, en algunos casos, hasta con asadito y Mac Pay en la mesa. Lo cual llevará inevitablemente a morir en el "Super local Cymaco" de Galicia 1224 y experimentar una emoción inexplicable al escuchar en vivo y en directo el clásico "uno más para atender" de boca, nada más y nada menos, del propio Atilio Cazajous en persona.
Y, de paso, desmitificar un mito urbano: para que lo sepan, el "uno más para atender" no está dirigido a los clientes (o sea, no es un "siguiente") sino a apurar a los empleados. La verdad, un maestro Atilio...Y como una es nena al fin, y el shopping, es shopping independientemente del rubro, capaz que la semana que viene me doy otra vuelta: parece que el reten de las juntas está fallando y pierdo aceite...

No hay comentarios: