viernes, 12 de marzo de 2010

TERAPIA DE TAXI


Estoy contenta....Por primera vez en mucho tiempo voy a llegar en hora a una cita. Quedé con una amiga para reirnos un rato con una tontísima comedia romántica de esas que no te obligan a usar la neurona y, considerando que el cine queda a 15 minutos en coche desde casa, el hecho de que esté vestida, maquillada y pronta a la espera del taxi con 30 minutos de antelación es un logro Olímpico.
El taxi llega, la conductora es mujer...¿algo más podría salir bien en esta encantadora noche de verano?
Vamos bien, con tiempo...me sugiere el mejor camino y un par de alternativas. Es rubia, mujer, pensante y maneja bien...un raro ejemplar de la selva urbana. Bajo la ventana, me olvido de la mampara de seguridad a escasos y peligrosos centímetros de mi cara y me relajo con la brisa que me despeina.
Suena un celular y no es el mío...la conductora atiende...ya no me divierte tanto. Eso de manejar y hablar por fono no me cuadra, mucho menos en un taxi capitalino. Igual no puedo con mi condición y cuando el tono de voz de la taxista se tensa, no puedo menos que aguzar el oído...

-“Hola Carlitos como te vaaaa, todo bien??? Como está aquella???....(mutis)....eeeeehhhh?, pero donde estás? .. ah no...pero no te pued...pero que increib...pero que hija de p... Si quedate tranquilo que termino un viaje y te llevo. Te paso a buscar en 20 minutos más o menos. Chau Carlos, tranquilo Carlitos, chau, chaucito...“

Silencio del otro lado de la mampara y mirada distraída por la ventana, es mujer y es taxista...se viene, se viene, se vino:

-“Ay disculpame que atendí“
-“ No todo bien no te preocup....“
-“Es que era Carlitos viste, un chico Colombiano que traje de casualidad desde el Aeropuerto a un hotel acá nomás. Conoció a una chica por Internet y se vino desde allá a conocerla a ella y a la familia. Un amor de muchacho, muy buena presencia, allá en Colombia tiene 2 supermercados... 2 tiene,te das cuenta?...y podés creer que la muy zorra a los 3 días le dijo que no lo quería ni ver más...y ahí está pobre Carlitos, se tiene que volver y como no conoce a nadie, me llamó a mí. Así que te dejo a vos, lo levanto y lo llevo al aeropuerto porque se vuelve a Cartagena...“

No conozco ni tuve el placer de conocer a Carlitos ni sé a que podía referirse la tachera con “buena presencia“ porque, convengamos, en los tiempos que corren ese es un término muy amplio. Tampoco creo que debamos continuar en la tónica tribal de juzgar la valía de un semental por su capital en cabras, camellos o, en este caso, supermercados...pero no pude menos que sentir una simpatía por este soltero enamoradizo y kamikaze...y también un poquito de odio hacia la mujer que le rompió el corazón.
Es que hoy en día se tiende a colectivizar la culpa y este tipo de situaciones alimenta el mito de que las mujeres somos todas unas perras, y por eso los hombres dejaron de ser como Carlitos...con o sin supermercados.
Por las dudas, cuando me bajé en la puerta del cine, me quedé mirando el taxi hasta que volvió a arrancar..no sea cosa que la tachera pusiera la banderita de LIBRE y Carlitos tuviera que llorar otra traición criolla....

1 comentario:

Laura Abad dijo...

Carlitos... a penas le abrieron la "portera" del aeropuerto y ya se consiguió el teléfono de la rubia pensante que maneja bien un taxi capitalino. No me imagino por qué lo echaría de su casa la "hija de p..", pero apostaría. También apostaría por ciertas escenas que me imagino se pueden haber dado una vez que Carlitos volió a subir a ese taxi terapéutico.
Gracias por el viaje, Maca!