jueves, 18 de noviembre de 2010
OWN PRIVATE IDAHO
Se me hizo tarde, tan tarde...voy de tacos, traje y maletín pero igual podría ir disfrazada de conejo en Alicia en el país de las Maravillas, porque lo único que repito es "se me hizo tarde, tan tarde". Como si decirlo en voz alta detuviera el tiempo, o me acelerara a mí. Error, mis lamentos no alteran ninguna ley del espacio tiempo, peor aún, me vuelven todavía más rubia e intentando ponerme una vincha (un "touch") en el pelo casi me saco un ojo ...error, error, horror. Es como intentar operar maquinaria pesada cuando se toman remedios con receta verde. Si estoy apurada me vuelvo torpe, ésa es una verdad incontestable. Entradísima en la treintena y una no aprende.
Voy intentando apurar al ascensor con mi mente (como Tu Sam con la gallina, ¿se acuerdan?). Antes de tocar Planta Baja ya estoy planeando mi ida al centro en la cabeza como si fuera una movida estratégica del WAR: es momento de decisiones rápidas. Adiós 121, chau a la idea del bondi ecológico y económico; no tenés ni media chance 116 y vos D1, te la jugás de interesante y yo estoy muy grande como para bancarte que te la tires de exclusivo. Aterrizo en la calle, voy como una desaforada con un brazo extendido por encima de mi ser, tratando de alcanzar algo invisible, en un torpísimo intento que la mano llegue a la calzada muuucho antes que el resto de mi anatomía. Del brazo me cuelgan con cero glamour, el maletín, la cartera y bolsita con la vianda "light" (vano intento de homogeneizar mis comidas...cuando me acuerdo de comer). Se me hizo tarde, again. Y no es de boluda, otras veces si pero últimamente no es por eso; estoy "in the vara" como me gusta decir (porque la imagen mental de la frase en español queda bien solo en contadísimas y excepcionales ocasiones).
Consigo taxi...y no me importa si tuve que caminarle por arriba a una señora mayor o a una contemporánea con carrito para bebés..."You know were you are? You are in the jungle nena". Bueh, no fuiste a ver a los Guns... Me amasijo en el cubículo detrás del mamotreto de la mampara y le dicto las coordenadas al tachero como si me hubiera subido a un móvil policial y estuvieran por rodar un episodio de Cops. "Buen día, donde la llevo?" pregunta. "Buenas, agarrás por favor Sarmiento, Rambla hasta Río Branco y apenas crucemos 18 me dejás sobre la acera izquierda, al lado del cambio Monex"...por supuesto lo tengo que repetir un par de veces e incluso en algunas ocasiones no falta el que por la mitad te dice.."no me guiás un poquito porque empecé ayer", o el sabiondo que insiste en tomar otro camino más largo, más lento y más caro! Pero bueno, por suerte parece que pegué buen tachero hoy, buena velocidad crucero, obediente y -FUNDAMENTAL- nada conversador. Con todo chequeado, me tomo unos minutos antes de empezar a repasar en la cabeza todo lo que me espera en la oficina, los cheques que vencen hoy y la toneladas de mails que tengo que mandar. El taxi está recorriendo mi parte preferida de la ruta al laburo: la desembocadura de Sarmiento en la rambla. Con el verde del Parque a la derecha y la paleta recargada de los jueguitos vintage del parque Rodó a mi izquierda, el río y la Playa Ramirez se abren enfrente y, desde la altura de la lomita del Tren Fantasma, pareciera que uno va a aterrizar ahí. Bajo la ventana y la primavera me dá en la cara y ahí sí, viene el efecto The Matrix...todo se ralentea y empieza a pasar más despacio. Son solo algunos nanosegundos pero es toda la paz que voy a tener en el día...entonces lo veo. Ahí sentado en el último banquito de plaza del parque, balconeando hacia la rambla, a la sombra de árboles que algún ancestro nuestro trajo de Europa a cuestas en el barco. Un moreno cincuentón,con rastas canosas, impecable, con un equipo deportivo azul marino oscuro, con cara de recién desayunado, de recién caminado, de recién bañado y con una sonrisa inmutable en los labios. Mira al horizonte mientras la brisa juega con sus rastas, y él se ríe...no se ríe, perdón, sonríe, inmerso en su propio mundo. Es la postal de la paz encarnada. Me hago una imagen mental de mi misma tomando el taxi y automáticamente me coloco en el diccionario de los símbolos visuales como antónimo de este señor apacible y feliz. Muy fuerte. Que lindo. Qué envidia. Que sano. Qué lejos que estoy de eso....Llegamos al semáforo y lo tengo a unos pasos, me dan ganas de saltar del taxi, sentarme al lado y decirle "sensei, como se hace?". Pero probablemente me de un par de esponjas, un auto, cera y me diga "lava y encera mi pequeña saltamontes"...y yo tengo que ir a firmar cheques.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario