

Me gustan las revistas para hombres...es un fenómeno que, un poco por trabajo (al fin de cuentas es a lo que me dedico: ellos y las revistas) y otro poco por placer, he descubierto hace poco más de un año. GQ, VOGUE MEN, BRANDO, HOMBRE no importa cual sea, casi puedo dibujar en la cabeza el ejemplar del sexo masculino que se acerca al kiosco: guapo, ataviado con traje Hugo Boss y gafas Infinit, Blackberry o V6 en el bolsillo, IPod Touch en sus oídos, portable tipo Sony Vaios o Macbook Air en el bolso Targus de cuero, carnet de membresía del gym más cool de la city en la billetera, devoto del Chandon Rosé y habitué de Punta. Ante el asombro del kiosquero, pasa de largo las revistas guarras y se guarda en el maletín sendos ejemplares de Planeta Urbano y Bla.
Las revistas para hombres de hoy no son lo que eran...lejos está la imagen ochentosa estilo calendario de gomería que asociaba estas publicaciones a su público (valga la redundancia si la hay). Hasta Playboy se volvio políticamente correcta... Aunque las celebrities locales e internacionales que ilustran las tapas estén ligerísimas de ropas (quién no lo está hoy con este calor) y en plan "perra comehombres", sigue habiendo una cierta estética que brinda la excusa perfecta para trascender la guarrada y saltar a la categoría "cool". Las versiones menos trendy (y bastante más obvias)ilustran sus tapas con las chicas de vida fácil (como decían nuestras abuelas) que legitiman el hecho de estar en bolas detrás de un alegado "desnudo artístico" o "cuidado"... porque parece que es fácil mostrar las lolas, la cola y todo lo demás siempre y cuando te sientas "cuidada" (será que el fotógrafo también hace manicuras y masajes a domicilio, post producción?).
Lo cierto es que llevarme uno de estos ejemplares impresos para casa me agita la veta voyerista...como si pudiera por un ratito meterme en la vida y la cabeza de los hombres en cuestión...total, la revista no sabe quién la está leyendo no?
Hoy le tocó el turno a la edición verano de BRANDO que, con su logo en azul metalizado y una foto asesina de Charlitze Theron me chistó desde el anaquel del kiosco de la esquina. Ni pestañée, me la compré y ya.
Los malos pensamientos empezaron desde el editorial, en el cual Victor Hugo Ghitta se dedicó a desangrar su frustración por haber incorporado el gimnasio a su vida sin que nadie notara los sufridísimos resultados...parecía yo con síndrome premenstrual, parecía una amiga casada hace 15 años, parecía la mujer de ruleros insoportable, la bruja, la "patrona" ofendida porque no le habían notado el corte de pelo. Más allá de algunas observaciones asertivas sobre la flora y fauna de los gimnasio de hoy en día y el complejo hedonista que predomina en la sala de musculación de cualquier reducto deportivo capitalino, la mayor genialidad del editor fue citar a un verdadero genio (del cual las genialidades son esperables, claro está), Woody Allen cuando dijo "No hablen mal de la masturbación, es hacer el amor con alguien a quién amo..". Con tremenda frasesita en mente seguí trascendiendo las secciones, recordando las recientes palabras del flamante editor de Esquire España, quién sentenció, en su editorial-manifiesto del primer número de la revista en español, su intención de hacer de ése icono editorial, una revista para lectores de la cintura para arriba: o sea, sin tanto sexo ni consumo. Todo un desafío no? De últimas, el fulano tiene una marquita como para tener semejante osadía. De todas maneras, volviendo a las páginas de Brando, volví a Charlitze, a una entrevista a Ralph Laurent, a otra a los "chicos" de SODA y a un calendario Brando de las "mujeres que amamos amar" (en síntesis, un refrito de las producciones de minas que quedaron buenas y además son famosas)...y me olvidé que yo era un "él" y podría haber jurado que si me cambiabas la tapa por PARA TI o GENTE no habría notado mucho la diferencia.
El fetiche voyerista se me fue apagando y perdí un poco el interés así que dejé la revista en el escritorio para darle una segunda oportunidad en otro contexto. Mi chico pasó a visitarme por la oficina y manoteó el ejemplar: "Esta es la revista de hombres que decís que está tan buena? preguntó mientras pasaba las páginas como si barajara un mazo de cartas en el CONRAD. "Sí", contesté, esperando que su apreciación volviera a poner a mi querida BRANDO en el cetro que le corresponde.
"Muy pocas mujeres para ser una revista de hombres..."sentenció...y así, sin más, se fue.
R.I.P Brando, al final, lo que importa es lo que es de verdad importante...
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