
¿Cuando me hice grande? Hoy me hice esa pregunta mientras encaraba el cepillo de dientes frente al espejo del baño en una apuradísima mañana de invierno. No me malinterpreten...los que me han visto en vivo y en directo sostienen que “estoy igualita“ (algunos hasta dicen que mejor) y cualquiera con 2 gramos de materia encefálica y una mínima dosis de sentido común me diría que la primera hora de la mañana no es el momento idóneo para hacerse ese tipo de cuestionamientos (tampoco es bueno hacértelos en el ascensor bañada en luz fluorescente después de una trasnochada).
Sé que estaba totalmente fuera de lugar pero hoy me vi grande e instintivamente hice el “gestito“, ese que en las épocas del lifting hacían nuestras mamás buscando borrar de la cara las facturitas que te va pasando la vida, ese “gestito“ de estire virtual que volvía a poner todo en su lugar y que por ese entonces, era patrimonio de las “señoras“...que en vez de treinta y pico tenían cuarenta menos algo (y para nosotras ya eran señoras mayores).
La cabeza se me disparó, como suele hacerlo, como perro sin correa en la rambla enfrentado a la caravana celeste.
Al pedo intentar dominarla entonces la dejé en random...o shuffle como el Ipod.
Pensamientos inconexos a simple vista pero con un delgado (cuasi invisible) hilo conductor empezaron a autoeditarse en formato videoclip. Me acordé de la primera vez que me dijeron señora. Fue en un vuelo a Santiago, yo tenía 25 años y el comisario de a bordo que bordearía los 20 me preguntó “Pollo o pasta SEÑORA“. Lo más gracioso es que lo quise matar al pobre (aunque mirando fotos de esa época la verdad que no hay porqué culparlo, mi asesor de imagen era Lucifer).
Pero quedé shockeada y los vuelos de LAN nunca más fueron los mismos...
Fast Foward...ya con un 3 adelante (y un cero a continuación), camino a la quinta de una amiga en Buenos Aires con una colega al volante, por los parlantes del Peugeot Ricardo Arjona empezó a enamorarse de una señora de las cuatro décadas.
“Pah te acordás?“ solté mientras hacía un flashback a mis 20 y pocos, cuando el romance del cantante y la “señora“ me parecía algo jugadísimo que solo podía sucederme en un escenario lejano, cuasi futurista.
“Pensar que en breve somos nosotras“ me lanzó sin anestesia...de vuelta, shock y mutis por el foro.
Como decía aquel escrito de Quino, la vida deberia empezar siendo viejo y terminar en un tremendo orgasmo...
Oia, me suena, donde lo ví?
Ajá! Benjamin Button!
Habré descubierto un plagio de proporciones épicas que ni siquiera el autor original pudo desentrañar? Cuanto garpará un juicio por esos derechos de autor? Es lo esencial invisible a los ojos? Habrá un vínculo entre estas cosas o mis divagues son tan tremendos que puedo llegar a vincular cualquier cosa mientras me cepillo los dientes? Estoy bien o me estaré volviendo loca con los años? Tengo más espuma en la boca que una lavadora con sobredosis de detergente concentrado.... evidentemente me tildé. De qué me preocupaba a los 30?...por Dios que pelotuda...de haber sabido! Mejor ahora tampoco me preocupo no sea cosa que cuando me levante a lavarme los dientes una mañana de mis 40 me dé cuenta lo afortunada y joven que era a los 36...
Shuffle off....
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