
Hoy me mudé por decimoséptima vez en mi vida adulta. Entiéndase adulta por el lapso de tiempo transcurrido desde que dejé la casa de los viejos a los 20 hasta hoy....16 años después.
Hoy me mudé y la experiencia me resultó surrealista porque, como todo en la vida, los años nos dan nuevas perspectivas y también, nos vuelven a poner en lugares conocidos.
Recuerdo con cierta nostalgia mis primeras mudanzas. Cuando planificaba con antelación cada paso del gran evento y el solo hecho de ir al super a buscar cajas de cartón (que en los primeros derpas oficiaron hasta de mesitas de luz) me llenaba de emoción. Tan llena de energía estaba que embalaba cada adornito, hacía inventario del contenido de las cajas al irme y al llegar pintaba de colores las paredes de mis nuevos hogares, habilitaba estufas a leña, reacondicionaba jardines y hasta levantaba paredes...
Me acuerdo de mi primer mudanza a los 20: cuando el de la inmobiliaria me entregó las llaves yo me sentí poco menos que dueña de un castillo. Firmé a las 7 de la tarde y solo había un juego de llaves disponible, pero esa misma noche estaba decididísima a pernoctar en mi nuevo domicilio y por eso pasé por lo de una amiga que, mudada ya a su segundo departamento, me cedía gentilmente una cama sobrante...doble plaza!
Tan emocionada estaba que nunca se me ocurrió probar como funcionaba la llave de abajo y quedamos las dos a las 12 de la noche en la puerta de mi nuevo domicilio (sin portero) con la cama a cuestas. Tiritamos de frío hasta que un vecino que volvía a casa trasnochado fue lo suficientemente gentil (o inconciente) de abrirnos la puerta del lobby y dejarnos pasar con cama y todo. Ahora que lo pienso, dos rubias de 20 años con una cama desmontada no deben representar una amenaza para casi nadie...menos si fueron tan tontas como para quedarse afuera.
También recuerdo cuando me mudé a mi segundo departamento... y antes de dejar el primero pasé 4 días brocha en mano intentando que la pared del living que había pintado de azul eléctrico volviera ser blanca como lo estipulaba el contrato original. O mi primer casa con jardín, con aquella cocina pintada al aceite en los 70´s de color verde heladera que insumió la misma cantidad de pintura blanca que se podría haberse usado para restaurar el obelisco antes de quedar decente.
Con el tiempo las mudanzas dejaron de ser emocionantes y pasaron a ser un inconveniente, un trámite para el que nunca había tiempo y a veces ni ganas. Alguna incluso fue resultado de alguna separación en la que una hizo “abandono de hogar“ y dejaron un sabor lo suficientemente amargo para sentirnos incomprendidas por cualquier inmobiliaria. No importaba si era luminoso, si tenía vista, incluso si era más grande, nada nos venía bien y todo se comparaba a “aquel“ departamento que decidimos dejarle al susodicho porque “no queríamos vivir en un museo de recuerdos“. Tontas, tontísimas...pero de todo se aprende y así es que una entendió que las rupturas son excelentes oportunidades para redecorar y que no en vano en el mundo inmobiliario todo es “location, location, location“. ¿Dejar ir a un hombre que no vale la pena?, eso es ser inteligente, pero abandonar un 3 ambientes con terraza y vista a la Rambla es el mayor acto de estupidez que una mujer puede cometer!
Pero lo de hoy...lo de hoy sí ya me convierte en una mudanzera diplomada. Atrapada entre un importante lanzamiento de mi empresa el jueves, el nacimiento de mi sobrina la misma noche y una agenda laboral demencial el viernes, el sábado de mañana (o sea hoy) no solo me encontró agotada sino con todos los elementos de mi hogar (que por suerte son escasos porque estoy cada vez más minimalista) en el mismo lugar que estaban el día que me mudé. Me acompañó en el evento un amiguísimo que puede haberme faltado en algunos momentos de mi vida pero si hay algo en lo que nunca me ha fallado (ni yo a él) es en una mudanza...de hecho, como lo hablábamos, nos daba la impresión de siempre estar mudándonos. Sin ir más lejos, su currículum es, en este campo, realmente impresionante: dos países y 6 locaciones distintas en el último año y medio. Filosofábamos al sol sobre el tema mientras nos tomábamos una Coca Light en la terraza de mi inminente ex casa y todo seguía sin embalar...
Así que empezamos por bajar lo primordial: el sommier, el cual fue entregado nuevecito de paquete por dos peones que lo supieron hacer subir en el mismo ascensor por el cual nosotros no logramos hacerlo bajar de ninguna manera. El resultado fue un descenso apoteósico de 14 pisos por escalera del mueble en cuestión el cual, llegado un punto, tomó vida propia y empezó a bajar pisos solito a una velocidad crucero considerable, dejándonos a mi amigo y a mi con la sola tarea de dirigirle la bajada: él intentando sortear los matafuegos y las luces de emergencia de la escalera y yo haciendo lo posible para que no me pasara por encima y llegara al subsuelo a más de 80kms por hora. Después vinieron los bolsos y bolsitos, cajas y cajitas, marcos y marquitos, cuadros y cuadritos...y todo mi guardarropas envuelto en atados hechos de 6 sábanas de dos plazas. A esa altura el portero ya dudaba si estábamos mudándonos o si éramos una especie de Bonnie and Clyde deshaciéndonos de la evidencia de un asesinato múltiple en un piso 13.
Con la Ranger de mi amigo convertida en un carromato gitano, recorrimos las 25 cuadras hasta mi nuevo domicilio con Money, money de ABBA sonando a todo trapo...para el que quisiera escuchar. “Money, money, money, can be funny, in a rich man´s world“, pero en esta vida de mudanzero honorario el dinero es un detalle menor porque nada te hace sentir mejor que despatarrarte en un sillón con un vaso de algo helado, después de 6 horas de trabajos forzados, sintiendo que los biceps, triceps, aductores y demás están al palo sin que hayas gastado un mango en el gimnasio.
Ahora los dejo y me voy a tomar un Perifar Flex porque ya no tengo 20 y lo que sí tengo es ciática y todo mi ropero esperándome encima de mi cama.
3 comentarios:
Post eterno. Tratemos con menos de 2000 caracteres. Te amo, limpiate la boca y pedinos unas muzzas.
Adorado, la creatividad ni tiene límites! Acordate que esto es un espacio de catarsis y de una mujer!!Dista mucho de la obra magistral novelada!
Te mando un beso y me pedí la muzza en el Expresso camino a casa...
Rica!
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