viernes, 17 de septiembre de 2010

CINE DE GENERO


SEGUN ELLAS:
El cine…programa típico pero álgido si es en base doble. No creo recordar en mis años de pareja más de… no sé, digamos una decena de “Alcoyana-Alcoyana” en lo que a una selección fílmica se refiere. ¿Qué quiero decir con esto?, simple: que a la hora de mirar la cartelera son excepcionales las veces que no he tenido que “negociar” con mi pareja…o con un ejemplar del sexo opuesto. “Ésta te la banco pero la próxima me toca a mí” rezonga y ahí vamos, arrastrándolo a ver una “de amor” en la que él se queda dormido a los 5 minutos a cambio de, el fin de semana siguiente, sufrir una hora y media de sobresaltos en una “popera” donde todo son ruidos, tiros y tensión. ¿Hay necesidad?...por algo los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus. No es por caer en el lugar común pero en lo que a “cine de nenas” se refiere, las mujeres compartimos una suerte de inconsciente colectivo. Y sino que alguien me niegue no haberse imaginado ser la “Mujer Bonita” de Richard Gere y salir de compras como una desaforada…todo para que al final el soltero máximo la venga a buscar a una en limusina y con un ramo de rosas en la mano. También dudamos sobre “dar el sí” cuando vimos “Kramer Vs Kramer” y alquilamos una y otra vez en DVD “Thelma y Louise” solo para confirmar que no está mal sentirse sobrepasada por la rutina de vez en cuando… claro que aunque no te dé para agarrar el auto y mandarte mudar con tu mejor amiga, el solo hecho de pensar que ellas dos lo hicieron (y en el camino se encontraron con Brad Pitt con 15 años menos!) ya te cambia el humor. “Si al final la quedan…no entiendo” te dice él. No, no pretendemos que entiendan eso ni tampoco como una amistad entre un hombre y una mujer que se encuentran y se reencuentran en distintos momentos de su vida puede evolucionar a una relación adulta y duradera en “Cuando Harry conoció a Sally”, simplemente porque para ellos la amistad entre un hombre y una mujer solo existe en la ficción o, mejor dicho “en esas películas que ves vos”. Y mejor ni hablemos de los musicales…por suerte Dirty Dancing la vimos siendo adolescentes. Aunque el número con el bailecito final fuera uno de los más representados en aquella prenda de “Feliz Domingo”, tanto por ellos como por nosotras...pero claro, ahí estaba la promesa del desbunde del viaje a Bariloche de por medio y, solo por eso, ya valía la pena verla. Básicos, los hombres son básicos (¡y ellos mismos lo reconocen!). Por eso pueden encajar en la categoría del cine “de terror” una oda al amor como “Ghost”, por dos simples razones: a) es el tipo (y no ella) el que la queda y b) les parece que la versión de Demi Moore en “Strip Tease” valía más la pena una visita desde el más allá y todas las molestias de Patrick Swayze. Es que para nosotras, “Cuando un hombre ama a una mujer” hace todo lo que Andy García hizo por Meg Ryan…y más. Y ya que hablamos de Meg, solo un romántico perdido puede enternecerse cuando el hijo de un padre viudo llama a un programa de radio para contar como sufre su progenitor la soledad y miles de mujeres se enamoran de él sin conocerlo, como Meg se enamoró de Tom Hanks en “Sintonía de Amor”. No es que no existan los hombres románticos…solo que no hay los suficientes como para acompañarnos a todas al cine a llorar con “Eternamente Amigas”, a dar “Un paseo por las nubes” o escribir el “Diario de una pasión”.

SEGÚN ELLOS
Cinéfilo como soy (y socio de Cinemateca también) no dejo de reconocer que junto al “género” bajo el cual aparece clasificado un largometraje siempre hay un subgénero o un “alter” género implícito. La verdad es que, en la mayoría de los casos, las películas son “para ellas”… o para nosotros. Porque para ser macho hay que hacer muchas cosas y, entre ellas, lograr elegir una película sin rendirse sistemáticamente frente a las “propuestas” o “sugerencias” de las féminas. La verdad es que mientras a nuestras novias, mujeres o salientes les gusta soñar con el príncipe azul en la función de las 10 pm y después volver a casa dormir con un servidor (cosa que no resulta nada conveniente), nosotros vamos al cine con el supremo propósito de desconectarnos de la realidad, de sentir que un tipo solito puede hacer lo que quiera, por venganza, por defender a su familia, o porque simplemente está loco. ¿O alguno de ustedes colegas se molestó en encontrarle sentido a “Arma Mortal” o “Rocky”? No importa si es imposible que el protagonista siga sacando balas de quién sabe dónde o si no hay ser humano que resista una caída de 5 pisos. Ahí está, Stallone subiéndose al ring una y otra vez aunque la mujer, el coach (y hasta los productores) le digan que pone en riesgo su vida si se le ocurre pelear de nuevo…o hacer una secuela que, a estos efectos, es lo mismo. Claro, ellas te van a decir que cuando el tipo estaba en las últimas, todo ensangrentado, lo primero que grita es “Adrian” (se llamaba Adrianna pero él le decía “Adrian”)…un detalle, ese no es el punto. Películas para machos hay muchas, pero algunas lo dejan a uno con esa sensación de ser el macho alfa y el ego por las nubes. Porque por un rato todos somos “Duros de Matar” y nos solidarizamos con Bruce Willis que la pelea tanto (aunque sepamos que si de nosotros dependiera la hubiéramos quedado en la primera media hora). Y después están las frases, esas que te quedan grabadas a fuego y que sacás de la manga en infinitas ocasiones como el “Hasta la vista, baby” de Schwarzenegger en “Terminator”, o “Voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar” de Al Pacino en “El Padrino” (la misma película donde Angelo Infanti dice que en Sicilia, las mujeres son más peligrosas que las pistolas).
Pero volviendo al tema del “divorcio” a la hora de definir gustos sobre el Séptimo Arte, también están las películas “nuestras” que pueden complacer a ambos miembros de la pareja o incluso a todos los integrantes de la familia. ¿O creen que no nos dimos cuenta con qué cara miraban a los 300 tipos que seguían sin rechistar a Leonidas en “300”? Claro…ellas pueden suspirar, exclamar y lanzar todo tipo de expresiones frente a la tabla de lavar en los abdominales de Brad Pitt en Troya pero donde nosotros hagamos el más mínimo comentario de lo bien que está Pamela Anderson en “Barbwire” (¡peliculón!), caemos automáticamente en la categoría de misóginos. Y no es así, porque con la misma facilidad con la que podemos coparnos con el Wii o el Play, también supimos captarle los chistes “de grandes” salpicados en el guión de “Shrek” (en cualquiera de sus 4 ediciones), todo mientras el nene nos preguntaba “papá ¿de qué te reís?”…y nos mordimos la lengua para no decirle: “en unos años vas a entender la “bromita” del Príncipe Valiente que abusa de la crema de enjuague o la desesperación de Cenicienta por casarse”. Es que las mujeres -se sabe- son maestras en el arte de lograr lo que quieren, incluso con hora y función asignada. Sino que tire la primera piedra el que alguna vez no fue engatusado a ver “una de guerra” o de “cowboys” y se terminó fumando “Pearl Harbor” o “Secreto en la montaña”. Por eso señoras y señoras, el cine sigue siendo una cuestión de género, aunque no convenga generalizar. Y para las que nos dicen que no nos gusta pensar, acá les dejo una frase de uno de los hitos del cine para machos, “El Club de la Pelea” donde Tyler Durden resume nuestras cavilaciones en análisis profundísimo de los hombres de nuestro tiempo ( o sea nosotros): “Fuimos una generación criada por mujeres. Me pregunto si es otra mujer lo que necesitamos“…lo deja a uno pensando ¿no? Así que la próxima vez señores, a la hora de elegir qué es lo que van a ver un viernes de noche ¡que la fuerza los acompañe!

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