martes, 30 de marzo de 2010

YO QUIERO ESA AUTOESTIMA!


8,00 AM. Despertador
Zombie...a lavarme los dientes, no aguanto el desierto del Sahara en mi boca.
Zombie...café...preciso café YA
Zombie...arrastro las Havaianas (todavía hace calor pero en un rato nomás van a ser las pantuflas de Kermitt de los Muppets, si señores, sépanlo, la comodidad prevalece sobre la sensualidad en el invierno uruguayo y más viviendo en un piso 13).
Zombie...abro el placard...
La mitad de los pantalones ya no me cierran...eran de esa época donde medía mi mismo metro 74 pero pesaba 52 kilos porque en realidad me sentía una infeliz y no me pasaba la comida...pero estaba más fuerte que un pino.
Mis amigas me decían que estaba demasiado flaca...mis amigos no decían lo mismo.
La cosa es que los jeans siguen colgados ahí a la espera de que me vuelvan a partir el corazón o que me pesque una gastroenterocolitis. Pero parece que no camina ya por esta tierra el hombre que me vuelva a cerrar el estómago y en cuanto a la gastroenterocolitis...resulta que tengo las defensas altas.
Pero ya no estoy zombie, ya no estoy zombie porque NO SE QUE PONERME entonces ahora estoy estresada.
Todo me parece muy corto, muy bajo o muy apretado. Las remeras que “muestran la panza“ en realidad muestran el rollo, los pantalones de tiro bajo escupen pedazos de bombacha y los jeans strech convierten las piernas en dos embutidos y la cadera en un bizcochuelo con exceso de Royal.
Me vienen flashes, mis amigas, mis amigos, hombres (algunos) diciéndome: “pero si estás bárbara“,“ ¿gorda vos?,¿pero que dejás para el resto?“, “Nena te tienen que hacer una lobotomía no una lipo“, etc, etc, etc...
Y al final, es obvio que es todo una cuestión de actitud. Porque pesé 52 y no me ví linda hasta que de nuevo con 59 y me miré en las fotos de ese momento... Porque en las playas brasileñas a más de una brazooka le sobran los kilos pero los bambolean con un ritmo cautivante que deja a los pibes como serpientes encantadas. O acá nomás, en la Pocitos y fuera de temporada, no falta la superada que se calza el triangulito del bikini con lentejuelas sobre un par de lolas que podrían alimentar a los huerfanitos de Biafra (y si le carneáramos las caderas de paso también da para volver a ganar el Guiness por el asado más grande del mundo). Y yo la miro y digo..igual le queda bien!!! (y no solo eso SEGURO está acompañada). O las flacuchentas totales, chatas, chatísimas que ni llegan a ser una penillanura suavemente ondulada...y calzan los escotes hasta el ombligo.
Soy yo, soy yo que no entiendo...que me exijo.
Somos mujeres, ergo: somos lindas.
No importa la pilcha.
No sos vos pilcha, soy yo.
Soy yo conmigo misma, acá, de bombacha y corpiño, a las 8.30am, frente al ropero, con un café en la mano, deseando tener esa autoestima...y no perder el bondi!

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